TU ESCAPE PRIVADO A LA TRANQUILIDAD Y BELLEZA
La RAE define el arrebol como el color rojo, especialmente el de las nubes iluminadas por los rayos del sol o sobre del rostro de una persona, pero el arrebol es también el nombre de una planta endémica de las Islas Canarias de color azul. Nosotros hemos querido dar este nombre a nuestra villa porque esperamos que para tí sea una experiencia única donde se fusionen serenamente la naturaleza y el cielo.
Nuestra vivienda vacacional es extraordinaria porque desde ella podrás contemplar atardeceres o amaneceres imposibles de imaginar mientras te rodeas de arboles frutales: kiwis, manzanos, ciruelos, aguacateros, nogales, olivos, limoneros, naranjos, mandarinos, castaños... Todos ellos dentro de la propia villa enclavada en el entorno excepcionalmente fértil de la tierra del Zumacal en la Isla de Gran Canaria.
Antiguos dichos susurran "arreboles de la mañana, a la noche son aguas, arreboles de la noche, a la mañana son soles". En El Arrebol Azul ningún amanecer o atardecer es igual a otro, pero en todos se respira belleza y obtendrás de seguro la calma y bienestar personal que no te puede aportar la ciudad ni encontraras en el ajetreo diario.
NO PUEDO IMAGINAR UN MEJOR LUGAR DE VACACIONES
Casa perfecta, con todas las comodidades que te puedas imaginar, cocina completa, salón comedor con TV enorme, wifi y conexión a Internet con fibra óptica, juegos de mesa, y unos jardines impresionantes para jugar con niños, barbacoa, zona chill out en el porche con vistas a la montaña. Vamos, tengo claro que si vuelvo por la zona no dudaré ni un segundo en repetir.
/ Victor Moreno
UN HOGAR FUERA DE TU CASA
La casa fue perfecta. Excelente ubicación. Tranquilo, rural y, sin embargo, fácil acceso a tiendas y restaurantes a 10 minutos. Vistas increíbles. Anfitriones muy amables y serviciales.
/ Francisco Reguero
¡PERFECTO PARA UNA LUNA DE MIEL!
No tengo palabras para describir nuestra estancia. El lugar nos enamoró desde el primer momento: un gran jardín con árboles y flores de todo tipo. La casa perfecta, pulcra, y no le falta ningún detalle. Aunque hay tres teles, no te apetece verlas. El silencio, total, y la visión del cielo por la noche, son un lujo difícil de encontrar hoy día. Está en una zona ideal para practicar senderismo. La comida improvisada del último día debajo de un enorme kiwi, no la olvidaremos nunca. Es un lugar maravilloso donde pasar una romántica luna de miel. Volveremos una y mil veces, seguro.
/ Amanda Alonso